El marketing emocional es la rama del marketing que emplea el concepto de marca y la marca como tal dentro de un plan estratégico; esto con la finalidad de obtener una conexión afectiva con usuarios, consumidores, clientes y futuros clientes.
Una de los propósitos de esta disciplina es procurar crear un lazo afectivo entre el cliente y una empresa, más allá de comercializar un producto, rompiendo así con el diseño con el que se trabaja en el marketing tradicional.
Ahora bien, en lo que respecta al mundo inmobiliario el marketing emocional es una tendencia que cada día toma más fuerza. La razón: cualquier detalle participa activamente en el proceso de conseguir la venta de una vivienda.
Una de las herramientas que maneja la mencionada rama del marketing y que el sector de bienes raíces sabe aprovechar muy bien es el storytelling, un tipo de relato en el que se cuenta la historia de una marca sin que esta sea el centro de atención.
Un buen ejemplo de ello es que tu agencia inmobiliaria relate en una pequeña historia puede ser el entusiasmo de un matrimonio que proyecta la vivienda de sus sueños y la encuentra gracias a tu agencia.
Otro tipo de marketing emocional puede ser: el aroma a café y brindárselo a las visitas, proporcionar una buena iluminación; gozar de una temperatura apropiada cuando se realizan las visitas a la casa en venta; y por si fuera poco tener imágenes que transmitan emociones por encima del producto.
En todo este proceso hay que recordar cada vivienda debe describirse como una experiencia genuina y única en sí misma.
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En el marketing emocional hay que satisfacer las emociones de los clientes
Por su parte, cada comprador en particular tiene unas expectativas y aspiraciones respecto a la vivienda que está buscando. Entre las cosas que desea se encuentra por ejemplo: estatus, seguridad, confort, alegría, privacidad y un sinfín de otras particularidades con una gran carga emocional, la cual debe ser explotada.
En este sentido, toda característica y atributo físico de la casa en venta y su localización tiene que transformarse en una aspiración de carácter emocional que mueva a la persona a desear vivir en esa propiedad.
Partiendo de lo arriba mencionado, todo lo que contribuya a transformar la compra de una vivienda en una experiencia emocional harán que sin duda alguna el potencial comprador tenga aspiraciones de que el inmueble que visita se convierta en su hogar.
Por último, debes tener presente que no estás vendiendo una casa. Estás vendiendo un anhelo, un deseo, un sueño de una vida mejor.